La pedagogía del oprimido.

Para iniciar esta pedagogía, hay que tener en cuenta que, en el resto de pedagogías, las personas son tratadas como objetos; mientras que en la pedagogía del oprimido pasan a ser sujetos.

Debemos tener una utopía hacia la que llegar como educadores; no solo centrar la Didáctica en las programaciones y en los objetivos; sino pensar en qué planteamientos y formas de trabajar vamos a plantear para ejercer la docencia.

Debemos tener a la educación como clave para recuperar los valores y mercados, y como mecanismo de cambio de la sociedad.

La educación no siempre transforma; sino que la mayoría de las veces tiene una parte de reproducción de roles.

La educación es un proceso donde todo el rato hay que desenterrar verdades ya que existen pero están ocultas a los ojos.

El sistema neoliberal tiene un concepto de la educación como el de educación bancaria; donde los educadores aparecen como agentes indiscutibles, cuya finalidad es la de introducir "depósitos" de información en los educandos, a los que los sabias juzgan como ignorantes.

En este proceso, se produce una domesticación del educando al tiempo que mengua su capacidad de razonamiento crítico, al concebir la educación como algo fijo e inamovible, negándose así, a llegar al conocimiento mediante la búsqueda.

Contra esto, la educación libertadora promueve superar la contradicción entre el educador y el educando, mediante la transformación.

Un educador anclado a la humanización, debe orientarse hacia la liberación y cambiar la simple concepción de dar conocimientos.

Deben liberar el pensamiento mediante la acción de los hombres, los nos con los otros en la tarea de rehacer el mundo y transformarlo en un mundo cada vez más humano. Potenciar el poder de creación y de acción, mediante el diálogo y el pensamiento crítico.

De este modo, el educador ya no es solo quién educa, sino que a través del diálogo con el educando, él mismo también es educado; pasando entonces el educando de ser un receptor de conocimientos, a un investigador crítico en ese diálogo con el educador, quien a su vez también es un investigador crítico, todo ello para liberalizar al ser humano.