sábado, 14 de diciembre de 2013

El papel social de la escuela.

La escuela no es una institución inocente que se dedica solo a educar a las personas para que cada cual, en igualdad de condiciones, ponga lo mejor de sus capacidades y se inserte en la sociedad acorde a sus frutos educativos obtenidos de manera individual. La desigualdad social es producto de las diferencias individuales y la escuela lo único a lo que da lugar es que esas diferencias generen distintos procesos de desarrollo personal, seleccionando a los individuos, de forma muy parecida a la de su posición o clase social de origen.

La escuela es un aparato ideológico al servicio del Estado y que sirve para reproducir y cualificar la fuerza de trabajo de los individuos; al mismo tiempo que necesita que se produzca una reproducción a las reglas del orden establecido.
Es decir, el sistema educativo ayuda a integrar a la juventud, a los sistemas económicos, a través de la correspondencia entre su origen social y las necesidades de producción.

La escuela actúa como un lugar sometido a tensiones internas, ya que los alumnos acuden con sus propias culturas de clase, sus pretensiones y expectativas, las cuales, no siempre cuadran con el discurso de la escuela; haciendo que surjan conflictos y resistencias, tanto a nivel interno en las aulas, como a nivel externo en su relación con el entorno.

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