Lo habitual en esta sociedad es que las familias lleven a sus hijos a dos o tres centros privados, aparte del centro público, lo que les supone a los padres un gran esfuerzo económico, sin embargo, no conciben la vida de sus hijos sin este tipo de educación. Al igual que los padres, los niños no conocen otro tipo de vida, y tienen muy asimilado que si no estudian, no irán a una buena universidad y por lo tanto no tendrán ningún futuro.
Con este modelo educativo, Corea del Sur a conseguido estar en los primeros puestos de los informes Pisa, son los terceros en matemáticas, segundos en lectura, cuartos en ciencias y primeros en matemáticas aplicadas.
Sin embargo, este porcentaje tan exitoso muestra su peor lado en el gran número de suicidios, tanto en alumnos de primaria, como en los de secundaria y universitarios. Los niños y jóvenes no tienen tiempo de jugar, de desarrollar una vida social, no disfrutan de tiempo de ocio, y están constantemente presionados por la familia y la sociedad en conseguir un alto rendimiento académico, por lo que viven en un constante estado de estrés y presión y muchos de ellos padecen depresión, lo que les puede llevar a la consecuencia final, el suicidio. ¿Merece la pena pagar este precio a cambio de ser los primeros?
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